Las tareas principales incluyen la recepción, el almacenamiento y el envío de mercancía. Se requiere preparar los pedidos con atención al detalle para asegurar la satisfacción en cada entrega. Dentro de las labores de expedición, se incluye descargar la mercancía, clasificarla de manera eficiente y revisar la calidad de los productos. Es importante verificar la exactitud del contenido de los pedidos que se reciben, asegurando que todo coincida con lo solicitado. Asimismo, se necesita organizar y ubicar los productos de forma estratégica dentro del almacén, controlar el stock disponible y gestionar el funcionamiento general del almacén. En algunas ocasiones, se realizará el reparto de la mercancía. El contrato es indefinido y la jornada, completa.